Las toallas son elementos indispensables para la higiene diaria que necesitan de un mantenimiento especial frecuente. De lo contrario la humedad y los restos de células muertas que quedan de nuestra piel en la tela se convierten en el hogar perfecto para bacterias y microorganismos, afectando nuestra piel y el cuero cabelludo.
No hay nada más gratificante que proporcione una sensación de limpieza total que ducharse y secarse con una toalla suave, esponjosa y que huela a limpio. Pero, a menos que vivas en un hotel en el que te cambien las toallas diariamente, estamos seguros de que esta no es una experiencia que vivas a diario.
En este sentido, es necesario detenernos a pensar ¿cada cuánto tiempo cambiamos la toalla de baño? Si hacemos un sondeo general, podemos encontrar que una semana es el tiempo promedio que muchas personas usan la toalla de baño antes de meterla a lavar y cambiarla por una limpia, otras pueden duplicar este tiempo o reducirlo a la mitad.
Pero, ¿qué dicen los expertos sobre el tema? Hace algunos años se realizó un reportaje en el que el médico Philip Tierno, Profesor Clínico del Departamento de Patología en la Universidad de Medicina de Nueva York, afirma que nuestras toallas de baño son el caldo de cultivo idóneo para que proliferen bacterias y microorganismos que pueden ocasionar alteraciones en la piel.
¿Cuándo cambiar la toalla?
Según este profesor, el tiempo sugerido para cambiar la toalla de baño es de tres usos, es decir, que después de secarte tres veces seguidas con la misma toalla es tiempo de usar una nueva y lavar esta.
En el caso de la toalla que se usa para secar el cabello, la doctora en Ciencias Biológicas y experta en Microbiología María del Carmen Romero, profesora de la Universidad Internacional de La Rioja, coincide en que esta no se use más de 3 o 4 veces. La razón es fácil de explicar: la flora normal del cuero cabelludo es muy abundante y al permanecer más tiempo húmeda la toalla del cabello, el riesgo de proliferación de hongos es mucho mayor. Entonces ¿cuál sería la consecuencia de este crecimiento de microorganismos? Al respecto, la doctora Romero afirma que los hongos pueden alterar la queratina, principal proteína capilar responsable de la nutrición y buena salud del cabello.
Sin embargo, existen otros aspectos que pueden permitir una variación en esta frecuencia que sugieren los especialistas, relacionados directamente con el ambiente y el lugar donde vivimos, así como de los hábitos higiénicos y de limpieza que practicamos. De ellos hablaremos a continuación.
Clima y ambientes húmedos
En los lugares cálidos y con humedad elevada lo mejor será seguir la recomendación de los doctores y no usar la toalla más de tres veces seguidas, pues en estos ambientes las bacterias se proliferan mucho más rápido, aún cuando hayas comprado la mejor toalla del momento hecha con tejidos antibacterianos y de secado rápido. Ante esta situación lo mejor es prevenir cualquier afección en la piel, y siempre es conveniente tener varias toallas en el armario listas para el recambio.
Secado adecuado
La mejor forma de secar las toallas es extendiéndolas al sol porque sus rayos eliminarán los gérmenes y bacterias. Caso contrario, puedes colgarlas en tendederos ocupando dos líneas para que queden más separados sus extremos y dispersar la humedad con mayor rapidez.
Toallas dentro del baño
¿Alguna vez has escuchado hablar de la contaminación cruzada? Quizás es un término que se usa con mayor frecuencia en la preparación de los alimentos. Sin embargo, en nuestra higiene diaria también puede estar presente. Solo imagina este escenario: usas el elegante colgador cromado en tu baño para extender la toalla después de la ducha y te vas a trabajar. Mientras tanto otra persona va al baño, evacúa y tira del inodoro con la tapa abierta.
En ese momento miles de gotas de agua quedan suspendidas en el aire cargadas de las bacterias del intestino y las heces fecales, y muchas de ellas terminan aterrizando en un tejido húmedo que ya tiene algunos microorganismos en él: tu toalla.
Por lo tanto, lo ideal es no colgar la toalla en el baño, y en el caso de las pequeñas usadas para secar las manos que colocamos junto al lavabo, se recomienda cambiarlas diariamente y siempre descargar el inodoro con la tapa cerrada.
Hábitos familiares
En un hogar lo más adecuado es que cada miembro de la familia tenga su propia toalla, pues no es saludable que este utensilio sea compartido entre varias personas. De igual forma, se recomienda tener unas toallas de uso exclusivo para las visitas y después de que estas se vayan se deben lavar y guardar nuevamente.
En el mismo sentido, no es aconsejable intercambiar las toallas si una de las personas tiene una afección en la piel o en los genitales como micosis, infección por salmonella, patologías urinarias y hasta hepatitis, ya que estas enfermedades se podrían propagar fácilmente.
De igual forma, en el caso de los enfermos en casa es conveniente cambiar las toallas diariamente y extremando las medidas en el lavado de estas.
Consejos para desinfectar tus toallas
Muchas veces el lavado en un ciclo común no es suficiente para que las toallas queden totalmente limpias, y no hablamos únicamente de la suciedad visible, sino de aquellos microorganismos difíciles de detectar para el ojo humano.
Por ello se recomienda lavar las toallas con agua caliente, superior a los 60°C y agregar una taza de vinagre al tanque para optimizar su desinfección. En el mercado también puedes conseguir detergentes con acción de oxígeno, desinfectantes diseñados para toallas y productos especializados para dejar estas bien limpias.
En caso de que vivas en un ambiente muy húmedo que no permita secar bien las toallas después del lavado o incluso después del primer uso, se recomienda plancharlas, ya que las altas temperaturas ayudarán a eliminar los microorganismos. Y si la toalla tiene un olor acentuado a humedad, definitivamente lo mejor será no utilizarla y buscar otra limpia, totalmente seca.
Con esta información estamos seguros de que tus hábitos de higiene y los de tu familia mejorarán, pues con pequeños cuidados podemos proteger a todos y no darle tregua a las bacterias que nos rodean.